Como podemos ver la Dignidad es algo muy preciado por el ser humano, la dignidad hace parte del orgullo del hombre. La dignidad hace parte de la Autarquía, es decir tener el poder de gobernarse así mismo, ser autosuficiente, no necesitar de nadie, si pudiéramos hablar de dignidad espiritual entonces estaríamos hablando que nosotros merecemos la salvación, pero la verdad es que la salvación y la vida eterna la obtenemos solo por gracia, Por la misericordia de Dios. Efesios 2:8 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”. Humillarse delante de Dios es renunciar hacer merecedor de lo que tenemos, es renunciar a mi propia soberanía, y dejar que sea Jehová de los ejércitos quien gobierne mi vida, que sea él quien maneje los hilos de mi existencia. La oración de fe que hacemos es una forma de humillación, en ella le decimos Señor haz de mi la persona que tu quieres que yo sea, le estamos diciendo, Señor maneja mi vida toma tu el control, solo que pasa el tiempo y nos olvidamos, o es mas a lo mejor cuando hicimos la oración de fe ni cuenta nos dimos de lo que estábamos haciendo o diciendo, solo fue un momento de emoción. Una persona digna se cree con derecho de escoger, es que eso no es digno para mí, yo merezco un salario digno, de acuerdo a mi preparación etc. En fin la dignidad nos lleva a escoger las cosas de acuerdo a como nosotros creemos que las merecemos. Para justificar la esclavitud, se argumentaban que los esclavos no eran seres humanos, que ellos no tenían alma por lo tanto tampoco tenían dignidad. El rey Ocozias cometió varios errores pero veamos solo algunos por los cuales lo llevo a la muerte, a perder la bendición de Dios. 1. Desprecio a Dios: muchas veces para justificar nuestro doble animo, o nuestra falta de sujeción a alguna congregación, para podernos marchar a otra, o simplemente dejarnos de congregar decimos es que Dios está en todas partes. V 3 “Entonces el ángel de Jehová habló a Elías tisbita, diciendo: Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y diles: ¿No hay Dios en Israel, que vais a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón?”. Cuando la verdad es que lo único que queremos es buscar la solución a través de nuestra propia fuerza, o a través de otros medios hasta desagradables a Dios. 2. Quería que se haga su voluntad: en la televisión había una serie que se llamaba, quien manda a quien, y hoy en día hay muchos cristianos que también podríamos decir lo mismo con relación a Dios, quien manda a quien, queremos que Dios este en el lugar que a nosotros nos conviene en ese momento, o queremos que el no esté en el lugar que a nosotros tampoco nos conviene. V9 “Luego envió a él un capitán de cincuenta con sus cincuenta, el cual subió a donde él estaba; y he aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y el capitán le dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas” La consecuencia de querer mandar a Dios, no es del todo agradable ya que de él, no nos podemos burlar, V 10 “Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta”. 3. No quería entender: no hay peor ciego que a que no quiere ver, muchos cristianos tenemos el problema de que entendemos la voluntad de Dios, pero no la queremos aceptar, Ocozias no quería humillarse delante de Dios y otra vez manda a traer al profeta de manera exigente, y otra vez tiene que sufrir las consecuencias. V 11-12 “Volvió el rey a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y le habló y dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho así: Desciende pronto. Hasta que por fin alguien entendió lo que Dios quería y salvo su vida, muchas veces no duele las cosas que nos dicen, lo que nos duele es la forma como nos dicen, este capitán se dio cuenta que algo malo estaba pasando con los otros compañeros, así que el cambio la forma de dirigirse al profeta él se humillo, y le rogo que lo acompañara. V 13-15 “Volvió a enviar al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta; y subiendo aquel tercer capitán de cincuenta, se puso de rodillas delante de Elías y le rogó, diciendo: Varón de Dios, te ruego que sea de valor delante de tus ojos mi vida, y la vida de estos tus cincuenta siervos. Definitivamente lo que Dios quiere es que nos humillemos delante de él, que reconozcamos su grandeza, que renunciemos a nuestra propia fuerza, a nuestra autoridad y poder. Conclusión: la mejor conclusión que podemos hacer es la que Dios mismo nos la da en su palabra. 2 Crónicas 7: 14-16 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. |
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