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Los nuncas de la vida en pareja
Otro paso importante, es conocer al ser amado, aceptarlo tal como es, sin pensar en cambiarlo. * Nunca se griten. ¡ A menos que se esté quemando la casa!, Pues al gritarse se va perdiendo el respeto mutuo, tan importante en la convivencia de la pareja y también para el respeto que se debe a los hijos y por el ejemplo que ellos observarán día a día.
* Nunca se enojen los dos al mismo tiempo, pues en lugar de dar paso a la calma y lograr resolver la causa del enojo, pueden llegar a una fuerte discución. Al no tener dominio de uno mismo, se puede llegar a lastimar al otro. Es mejor aprender a escuchar el retumbar de los cañones como el que no oye, sin dejar que las palabras del otro lo hieran, y después, ya con tranquilidad, discutir calmadamente, llegar a un acuerdo y lograr la solución.
* Nunca suspirar por lo que pudo haber sido, sino sacar el mayor provecho de lo que es. (Todo es según el color del cristal con que se mira). Aprovechar esas energías que un matrimonio tiene, en crecer juntos, en lugar de gastarlas en pequeñeces. Siempre compartir lo que se tiene en toda su extensión. * Nunca sentirse satisfechos, hasta saber que ambos van caminando por la misma senda que conduce A la felicidad, por ese camino que han ido limpiando día con día y que se ha ido preparando, no sin Esfuerzo y con una que otra pena. Estas reglas funcionan los trescientos sesenta y cinco días del año. El error es pensar: hoy tal vez no lo haga, mañana sí. Se necesita mucha fuerza de voluntad inundada de amor, jovialidad, optimismo y una mente siempre dispuesta a amar y a perdonar los errores del otro. “SI yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo á ser como metal que resuena, ó címbalo que retiñe. I Corintios 13: 1 |
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