SOLDADOS DE JESUCRISTO
 

infidelidad Conyugal — Los Hechos
Los hechos sobre la infidelidad conyugal (infidelidad sexual a un cónyuge), son impresionantes. Las encuestas muestras que, aunque el 90% de las parejas casadas desaprueban las relaciones extramaritales, las estadísticas de una investigación a nivel nacional (de los Estados Unidos), indican que el 15% de las esposas y el 25% de los esposos, han experimentado relaciones sexuales extramaritales. Estos números aumentan en un 20% cuando hay aventuras emocionales y relaciones en las cuales no hay sexo de por medio. Otra fuente, El Mito de la Monogamia, de Peggy Vaughan, dice que aproximadamente el 60% de los esposos y el 40% de las esposas, tendrán una aventura en algún momento de su matrimonio.

Infidelidad Conyugal — La Verdad
Otro término para la infidelidad conyugal es adulterio. La Nueva Enciclopedia Británica dice que: “el adulterio parece ser tan universal y, en algunos casos, tan común como el matrimonio”. De hecho, la investigadora conyugal Zelda West-Meads establece que, aunque muchas veces el adulterio nunca llega a descubrirse, “toda la evidencia señala que estas estadísticas están creciendo”

Estas estadísticas son sorprendentes, pero lo que es más alarmante aún, es que ni siquiera se acercan a exponer el fuerte impacto emocional que la infidelidad conyugal tiene en la vida de las personas. Imagina la inconsolable pena y dolor, para no mencionar la confusión, ansiedad y noches de insomnio que se hallan involucrados en estos porcentajes. Cuando todo queda al descubierto, el cónyuge infiel puede sobrevivir a la pesadilla, pero sus heridas no sanarán fácilmente y el daño producido al matrimonio, probablemente nunca sea reparado por completo. Las aventuras extra conyugales, pueden también pasar factura a largo plazo, con consecuencias que ambos cónyuges tendrán que soportar por largos años, tales como: enfermedades de transmisión sexual o embarazos.

Infidelidad Conyugal — Por Qué Sucede
Las razones para la infidelidad conyugal son muchas y variadas, tanto como la gente involucrada. Emily M. Brown, trabajadora social clínica autorizada, directora del Centro de Terapia y Mediación Key Bridge, ha categorizado las razones para las aventuras extra conyugales de la siguiente manera: evadir el conflicto, evadir la intimidad, adicción sexual, ruptura del yo y escape. Muchas de las razones señaladas aquí, entran en una o más de estas categorías.

Resulta interesante que las aventuras conyugales no siempre son una señal de un matrimonio en problemas. Algunos cónyuges sucumben al atractivo de una relación extra conyugal, como resultado de experimentar un estrés fuera de lo común, debido a un cambio en el estilo de vida normal; como por ejemplo, convertirse en padre o por el síndrome del nido vacío. Por lo tanto, el adulterio puede ocurrir tanto en matrimonios felices, como en matrimonios infelices. En algunos casos, los miembros de un matrimonio pueden aparentar estar satisfechos ante los demás, pero el esposo o esposa comienzan una aventura debido a su baja autoestima, a eludir los conflictos habituales o por temor a la intimidad. El cónyuge fiel ha trabajado duro por su matrimonio, pero no importa cuán duro trabaje, el cónyuge infiel va a tener una aventura provocada por sus propias deficiencias. Otras razones para la infidelidad conyugal, son típicamente sintomáticas de un matrimonio poco saludable y a menudo fracasado. Tal es el caso de: la falta de afecto entre los cónyuges, la adicción sexual en uno o ambos esposos, los sentimientos de derecho sexual basados en el género o estatus y los medios para escapar de un matrimonio infeliz.

Infidelidad Conyugal — Cómo Tratarla
No importa cómo se categorice la infidelidad conyugal, todas las razones son como una enfermedad que destruye las raíces de una planta saludable y que eventualmente la matan. La infidelidad conyugal nunca puede ser la cura de la enfermedad. En lugar de ello, las aventuras extra conyugales, provocan que la enfermedad se haga metástasis como el cáncer y pronto todo el matrimonio estará infectado y deberán tomarse medidas extremas para salvarlo.

Perdonar la Infidelildad — Una Historia Personal
Para perdonar la infidelidad, lo primero que hay que hacer es admitirla. Sé de primera mano la angustia que la infidelidad marital puede producir, pero no porque yo sufrí ese dolor, sino porque yo lo provoqué. Yo fui infiel en términos sexuales, tanto en mi primer, como en mi segundo matrimonio. En realidad, “infidelidad sexual” es simplemente un eufemismo para “engaño” y yo definitivamente engañé a mis dos esposos.

Mi historia de adulterio comenzó antes de mi primer matrimonio. Tuve mi primera aventura con un hombre casado cuando yo tenía diecinueve años de edad y mi patrón de adulterio e infidelidad marital, continuó hasta muchos años después. Irónicamente, crecí en un ambiente familiar bastante conservador, que reprobaba el sexo premarital y extramarital; y recuerdo que en mis primeros años de adolescencia quería permanecer virgen hasta casarme. Sin embargo, también quería ser notada por los miembros del sexo opuesto, por lo que pasaba mucho tiempo poniéndome atractiva y “sexy” para ellos. Me sentía vacía si no estaba tratando de atraer a un hombre; incluso, una vez que había obtenido su atención y comenzado una aventura, pronto me aburría y comenzaba a buscar una nueva conquista.

Nunca pensé de mí misma como la “otra mujer”, pero sin lugar a dudas, yo era la otra mujer. Hubo ocasiones en que incluso yo era “amiga” de la esposa del hombre con el que estaba teniendo una aventura. Mi comportamiento era abominable, pero me había convencido de que todo estaba bien, porque nunca tuve la intención de romper el matrimonio de nadie. Simplemente, quería ver si era capaz de seducir lo suficiente a un hombre como para que él engañara a su esposa para estar conmigo. Aunque solo conozco una esposa que supo de mí, estoy segura que provoqué a todas las otras esposas un insoportable dolor, por lo cual estoy realmente arrepentida. “Lo siento”, en realidad, no lo soluciona, pero desafortunadamente es todo lo que puedo ofrecer al momento.

Con mi historial sexual, nunca debí haberme casado. Engañé a mis dos primeros esposos, antes y durante el matrimonio. Parecía que no podía contenerme. Aunque mis aventuras extramaritales ciertamente involucraban sexo, en última instancia, no tenían que ver con el sexo. Mis matrimonios no eran insatisfactorios sexualmente hablando, por lo tanto, no era sexo lo que yo estaba buscando cuando tenía aventuras. En lugar de ello, estaba buscando algo que llenara el vacío en mi vida, el agujero en mi corazón que nunca parecía sanar. Algunas personas usan drogas, alcohol o dinero para intentar llenar ese vacío; yo usaba aventuras sexuales. Padecía lo que se conoce como un “proceso de adicción”. Necesitaba el “toque” de mi última conquista sexual para sentirme viva, para sentir cualquier cosa.

“Necesité” mis aventuras sexuales hasta los treinta y cinco años, cuando finalmente encontré lo único que podía llenar el vacío y curar mi corazón para bien; o talvez debería decir: “la única persona”. Esa persona es un hombre, pero no es cualquier hombre; es el hombre perfecto. Es el hombre… Jesucristo. Cuando tenía treinta y cinco años, me había hundido a lo más bajo. Una amiga me presentó a Jesús y yo le entregué mi vida y le acepté como mi Señor y Salvador. Dado que Jesús es Dios y que él es mi creador, él es el único que me conoce por dentro y por fuera y que es capaz de sanarme de mi adicción. Cuando se lo pedí, me perdonó de todo mi pecado sexual y me limpió de mi inmoral estilo de vida.

Perdonar la Infidelidad — El Punto de Vista Bíblico
Perdonar la infidelidad es esencial. Dios tiene una firme postura contra la infidelidad marital. El término adulterio se usa quince veces en el Antiguo Testamento y dieciocho veces en el Nuevo Testamento. Cada mención es una clase de amonestación, sobre o en contra del acto. En el libro de Proverbios, podemos ver que, a quienquiera que cometa adulterio, le falta entendimiento y destruye su propia alma. “No cometerás adulterio” es el séptimo de los Diez Mandamientos de Dios, y en la ley judía, cualquiera que cometía adulterio debía recibir el máximo castigo y ser condenado a muerte. No eran muchas las ofensas que merecían la muerte en la ley judía, pero el adulterio era una de ellas. Eso muestra cuán fuerte es el sentimiento de Dios en referencia a la infidelidad marital.

Perdonar la Infidelidad — Dónde Encontrar Ayuda
Existe la ayuda para perdonar la infidelidad. Dios creó el sagrado lazo del matrimonio entre un hombre y una mujer y él quiere proteger esa unión, por lo tanto, él dio un mandamiento en contra del adulterio. Dios sabe que la infidelidad marital desgarrará un matrimonio, por lo tanto, él nunca la aprueba; y él siempre requiere que los ofensores sean castigados. Sin embargo, él también sabe que somos individuos débiles y egoístas que cometerán adulterio a pesar de sus mandamientos y advertencias. Por lo tanto, él provee una manera para que nosotros rompamos nuestros patrones destructivos y pecaminosos.

Dios envió a su único Hijo, Jesucristo, a sufrir el máximo castigo de muerte por nuestros pecados. Jesús murió en lugar de nosotros; Él murió en mi lugar. Yo cometí adulterio, y aun así, Dios condenó a su único Hijo a morir por ello. Para mí, eso es la gracia de Dios. Yo puse mi fe en Jesucristo como mi Salvador y Dios borró mis pecados. Comencé mi vida fresca, como si hubiera acabado de nacer (en realidad, había vuelto a nacer por medio del Espíritu Santo de Dios); y gracias al poder y al amor de Jesucristo, fui capaz de dejar de cometer adulterio. La fuerza no provino de mi interior. Créeme, traté de romper mi patrón destructivo por mi cuenta en varias ocasiones, pero no tuve éxito porque estaba enfocada en mí misma. Todavía tenía ese vacío que debía ser llenado. Solo una relación con mi amado Creador, podía llenar ese vacío. Por medio de esa relación, Jesús me cambió para que en lugar de estar enfocada en mí misma, mi corazón se orientara a ayudar a otros. Cuando comencé a buscar fuera de mí y a ver las necesidades de otros, mi vida ya no estaba vacía. Estaba emocionada (y continúo emocionada) sobre mi futuro, sirviendo a otros y glorificando a Dios.

Perdonar la Infidelidad — La Fuente de Perdón
Si estás luchando con la infidelidad marital, ya sea que tu cónyuge ha sido o es infiel, o —como yo— fuiste o eres un cónyuge infiel, puedes encontrar la misma ayuda que yo encontré en la persona de Jesucristo.


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