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Instrucciones para la vida Un día le pedí a Dios instrucciones
para vivir en esta tierra...
Dios acercó su voz a mi oído y me dijo:
Sé como el sol:
Levántate temprano y no te acuestes tarde. Sé como la luna, brilla en la oscuridad, pero sométete a la luz mayor.
Sé como los pájaros, come, canta, bebe y vuela.
Sé como las flores,
Enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces Sé como el buen perro obediente, pero nada más a su Señor.
Sé como la fruta,
Bella por fuera, saludable por dentro. Sé como el día,
Que llega y se retira sin alardes.
Sé como el oasis,
Da tu agua al sediento. Sé como la luciérnaga,
Aunque pequeña emite su propia luz. Sé como el agua,
Buena y transparente. Sé como el río,
Siempre hacia adelante. Y por sobre todas las cosas,
Sé como el cielo: La morada de Dios.
Enséñame a hacer tu voluntad,
porque tu eres mi Dios,
tu Espíritu bueno me guíe
a tierra de rectitud.
Salmo 143:10
Señor, no permitas que me quede donde estoy.
Ayúdame a llegar a donde tú esperas que llegue.
Anónimo
Se dice que en una ocasion el Duque de Wellington se disponia a participar de la cena del Señor, y se arrodillo. En esos momentos un labriego hizo lo mismo junto al gran personaje. Entonces un diacono, de los encargados de distribuir los elementos de la Cena, se acerco al labriego y le dijo que se alejara del Duque; pero este al darse cuenta de tal orden, puso uno de sus brazos en un hombro del campesino y le dijo con voz suave: "hermano, permanezca donde esta, pues somos iguales en la mesa del Señor". |
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