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DE MUERTE A VIDA
Febrero- 4- 2010. Romanos 6; 8
	Pablo quiere mostrarnos a través de su carta a los romanos, a un Dios misericordioso, que hace milagros, pero que también puede castigar, pablo quiere trasmitirnos, el poder del evangelio que consiste en conocer su verdad, que Cristo vino para ofrecernos vida, y vida en abundancia, porque por causa del pecado estábamos muertos. Estábamos como metidos en lo profundo de una alcantarilla.

Para que podamos salir de ese mundo de pecado y pestilencia es necesario observar algunas cosas que el apóstol nos quiere enseñar:

1.     Debemos reconocer que somos pecadores, es muy difícil que alguien acuda al médico si no reconoce que está enfermo, debemos creer que por el pecado estábamos condenados.

2.     Debemos reconocer que solo Cristo nos puede ayudar, el es la cura a nuestra enfermedad. V 6 “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” debemos estar seguros del poder del sacrificio de Jesús en la cruz

3.     Arrepentirme, renunciar al pecado: la decisión de dejar el pecado es mía, Cristo me ayuda. V 11 “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” de nada me sirve reconocer que soy un pecador si no tomo la decisión de renunciar, yo no cambio por mi fuerza, pero si debo tomar la decisión de cambiar.

4.     Debo hacer un acto de consagración: es decir reconocer que si antes le pertenecía al pecado ahora le pertenezco a Jesucristo. V 13 “ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia” nosotros no nos mandamos solos, estamos sometidos a la justicia de Dios. V 16-17. “Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 
6:18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. 
6:19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia”

5.     Es muy útil comparar como es nuestra vida con Cristo y como era sin él: cuando a nuestra vida llega el desanimo debemos acordarnos como era nuestra vida sin Cristo, es mas debemos también mirar la vida de otras personas que no conocen a Cristo, tal vez en materia económica pueden tener más que un cristiano, pero lo que no pueden tener es la paz del cristiano, aquí en la tierra y lo más importante la salvación y la vida eterna. 

5.1.Sin Cristo: V 20-21 “Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. 
6:21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte” las cosas que hicimos sin Cristo a hora solo nos causan vergüenza, muchos mataron sus hogares, sus negocios, su vida

5.2.Con Cristo: V 22-23 “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. 
6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”

Ahora con Cristo no solo tenemos la Salvación y la vida eterna, sino que nuestra vida a cambiado, ya sabemos manejar los conflictos, en lugar de destruir ya pensamos a construir, ahora no esperamos que los demás cambien nosotros nos proponemos cambiar.

6.     Debemos entender que no es en nuestras fuerzas: cuando nosotros mismos tratamos de cambiar, o cambiar a los demás lo único que logramos es desanimarnos, decepcionarnos, y al final terminamos rindiéndonos al pecado. V 18-19 “Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 
7:19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago”

Luchar en nuestras fuerzas lo único que nos trae es desesperación, y empezamos a preguntarnos quien nos puede ayudar. V 24 “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?”

7.     La solución es el Espíritu de Dios: debemos dejar que el Espíritu de Dios nos trasforme, que Cristo more en nosotros. 8: 9-10 “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 
8:10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia” el dejarnos guiar por el Espíritu de Dios, nos convierte en sus hijos. V 14 “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”.

Conclusión: cuando tomamos la decisión de renunciar al pecado, el espíritu de Dios nos guía, entonces produce en nosotros cambios tan maravilloso que no solo tenemos la Salvación sino que en nosotros se desarrolla.

1.     Capacidad para soportar aflicciones. V 18 “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”

2.     Entendemos que todo lo que nos sucede es para bien. V 28 “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”

3.     Nuestra esperanza es Cristo: V 31 “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” con la ayuda del Espíritu Santo, ya no le huimos a los problemas ahora creemos que si estamos con Cristo todo es posible, quien puede mantenerse en nuestra contra si Jesucristo está con nosotros.

4.     El espíritu de Dios despierta tanto amor por Jesucristo y su obra, que estando a su lado nos hace sentir más que vencedores, y no dejamos que ninguna dificultad, o persona nos aparte del amor de Dios. V 37-39 “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 
8:38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 
8:39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”

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